sábado, 26 de diciembre de 2009

Un mes después de la cirugía... Una travesía de lágrimas y sonrisas.

A un mes de la cirugía, retomo el deseo de escribir una vez más en este blog. Tantas cosas que me pasaron en este tiempo. Tantas experiencias por compartir. Puedo decirles que ha sido muy difícil, pero no imposible. Las primeras semanas de la cirugía fueron muy difíciles para mí, tuve muchos vómitos, náuseas y constante asco. Casi no podía dormir y duré más de 20 días sin evacuar.

Al tener los primeros síntomas de asco y vómito, fui al médico, quien me hospitalizó de inmediato. Me inyectaban para las náuseas y además me hicieron una endoscopia, a ver si arrojaba algún resultado negativo en mi estómago. Sólo arrojó como resultado un "tapón" o algo así, de algún alimento. Pero el Dr dijo que lo retiraron pero el asco continuó. Fue horrible. No podía dormir en algunos casos. Un perfume que me regaló mi novio ya no puedo olerlo, la madera de mi cuarto no la soporto. El caldito de pollo no quiero verlo ni en pintura, tampoco el puré de papas. Asquié algunos de estos alimentos y olores, creo que quedan en mi cerebro de manera desagradable porque estuvieron presentes cuando pasé por estos momentos tan difíciles.

Después de seguir con estos síntomas, me hospitalizaron otra vez, y esta vez sí que fue HORRIBLE. Me inyectaron muchas veces, y lo peor de todo, me hicieron un Tránsito Intestinal, debido a que llevaba ya muchos días sin evacuar. Dicha prueba fue la más horrible de todas. Tuve que tomarme un líquido (que lo llaman barín), que sabe a tiza, literalmente una merengada espesa de tiza. ¡QUE ASCO! Aun no estoy preparada ni para escribirlo. Disculpen, pero si sigo voy a vomitar.

La parte buena es que no tenía ninguna obstrucción intestinal. La nutricionista me envió una dieta para que la evacuación fuera pronta, comí mucha lechosa (papaya o fruta bomba) y linaza en las bebidas, y al fin hice! Fue un gran alivio, y de a poco he ido tolerando más las comidas, tanto así que ya como pastina, arroz, algunas frutas no cítricas, queso ligero, jamón de pechuga de pavo o pollo, y algunos alimentos más.

Estoy contenta de que ya pasó lo peor, y que he superado esto. Mi baja de peso no ha sido rápida, sólo he bajado 12 Kg. Pero estoy tranquila, esperando en Dios. Tratando de portarme bien.

Pronto les pondré más fotitos.... Un abrazo.

martes, 1 de diciembre de 2009

¡FUERA DRENAJE! Que bien se siente sin él...

Después de una semana, el doctor me dijo que ya me iba a quitar el drenaje. Ya sólo botava líquido amarillesco. Yo siempre lo ignoré, porque a pesar de tener eso ahí, nunca referí mis pocos malestares a esa "manguera" en mi estómago, sólo me dolía unas pocas veces, si la movía mucho, pero siempre creí ser una de esas afortunadas a las que el drenaje no le duele. Bueno, me arreglé y me fui con mis padres a retirarme la bendita "manguera", como la llamaban en mi casa, jajaja. Debo confesar que fui muy positiva, tranquila, fresca y bien maquillada, tanto que hasta la secretaria del doctor me dijo que parecía que no me habían hecho nada.

Pasaron unos segundos y salió del consultorio una vecina de habitación de la clínica, operada de bypass gástrico y quien también había ido a retirarse el drenaje. Le pregunté si le había dolido e hizo un gesto con la cabeza, de esos que no es sí, pero tampoco es no... y agregó: "Bueno, él te dice respira profundo y ya"... Yo me alegré más, y pasé muy feliz al consultorio.

El doctor vio mi drenaje, me acostó en la camilla y mi mamá pasó luego. (Gracias a Dios que pasó). Cuando el doctor procede a retirarlo, llamé a mi mamá y le pedí que se pusiera a mi lado y me diera su mano (ya empezaba a presentir que podía ser doloroso), entonces él me dijo: respira, respira profundo y bota..."  Yo lo hice y comencé a sentir que me arrancaban algo del estómago. ¡Santo cielos! Fue literalmente algo ¡HORRIBLE! No sé explicarles, porque no puedo decir que fue puro dolor, pero tenía su cuota, pero también una sensación extraña. ¡Asqueroso! Ja ja ja. Después que sacó eso, sentí como algo apretado en la boca de mi estómago... creo que era ahí el epicentro del malestar, jejeje.

Pero, lo más MARAVILLOSO de todo, es que después de unos minutos: ¡SE SINTIÓ GENIAL! Fuera todos mis dolores y malestares... y ¿Saben qué? Esa bendita "manguera" fue la culpable de sentirme tan inflada y llena de gases. Ya me siento como si nada. Como si no me hubiesen operado, sólo recuerdo que me operé cuando me dan ganas de masticar... jajaja.

Valió la pena ser fuerte, y soportarlo... Me siento ¡libre!

Ahora, el próximo miércoles, me quitarán las grapas.... Pero, eso se los contaré en otra entrada.

Besos....